La cerveza belga es uno de los tesoros más preciados de la cultura cervecera en todo el mundo. Durante la Edad Media, los monjes trapenses comenzaron a elaborar cerveza como parte de su vida monástica. Estos monasterios se convirtieron en verdaderos centros de producción de cerveza, manteniendo recetas y técnicas tradicionales que han perdurado hasta nuestros días. Se puede decir que se ha dominado el arte de la fabricación de cerveza durante siglos, y su tradición cervecera se ha transmitido de generación en generación.
Con su amplia variedad de estilos, sabores y aromas, la cerveza belga artesanal es un verdadero deleite para los sentidos.
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